De todas formas. Lo primero, que es clave, es que estudiando (a partir de aquí 'matriculándote a', para evitar líos) esto, que nadie sabe muy bien para qué sirve, no te vas a morir de hambre (o al menos no más que el de al lado - filosofía, psicología, filologías, ADE, etc, etc.); Es más, sí o sí te vas a topar con gente de lo más interesante que hay en el mundo universitario (posibles excepciones son Bellas Artes, Filosofía e Matemáticas - esos últimos por frikis), pero como desafortunadamente no tienes ni el talento (!) como para pintar algo que se parezca a un Mondrian ni te mola demasiado como escribe Kant, te tocará este antro de rojos de todas clases, anarcopunkis de boutique y peperos en negación.
Ahora bien, el primer curso. Me temo que no hay novatadas (como no tengas la suerte de que te metan en un colegio mayor, eses edificios mágicos que terminan por hacer que no sobreviva virgen ni al más mojigato de los aspirantes a politólogos). De hecho el primer día, lo más probable es que Patxi te diga algunas palabras protocolarias, dos gatos de asociaciones con nombre raros hagan lo mismo y que te metan directamente en clase con alguien de muy dudosas dotes docentes (primerañeros, preguntad acerca de los profes. a los veteranos, la mayoría no es tan sádica como para recomendar algunos de los churros que hay por ahí). No te sorprendas si tardas tres meses en enterarte donde está el baño más cercano (todos amablemente decorados con bonitos eslóganes como "Chema te haremos volar más alto que Carrero Blanco" o swastikas, probablemente pintadas por colegas hindúes), ni hablar de como funciona reprografía o las impresoras de la sala de ordenadores, por no mencionar cosas más complicadas. Los organismos de representación estudiantil no suelen funcionar, la Asamblea en contra de Bolonia (no te ha tocado por un pelo, pero como catees...) tiene sus fallos pero se reúne regularmente (en el Hall, es difícil no verles) y las elecciones internas son un show de civismo democrático (uno puede salir por cuatro departamentos distintos con su propio voto).
Todo esto puede que no suene demasiado atractivo, pero si hay algo que debo decirte es que si te apasiona la política, te preocupa y te indigna que nos mientan y violen nuestros derechos sistemáticamente día tras día (o si quieres hacerte funcionario y vivir la vida fácil), éste es tu sitio. Estudiarás una amplísima gama de disciplinas que todos deberíamos cultivar; historia, derecho, sociología, economía... La lista sigue. Esta facultad es caótica, pero es más hermosa que cualquier otra. Aquí no te encontrarás con las columnas y mármoles ni la seriedad de Medicina, pero en cada rincón oscuro de nuestro horrendo edificio habrá alguien, probablemente fumando (probablemente algo que no sea tabaco) que te pueda explicar de pe a pa las intríngulis de la antropología lingüística, de la Cuarta Internacional, del postestructuralismo o de cómo hacer que el de la cafetería te de un tercio en vez de una caña con el mismo ticket. Te encontrarás a profesores tremendos; algunos genios, algunos locos, la mayoría una mezcla de ambas cosas, y, si sobrevives los 5 (o 6, o 7...) años de la carrera (mientras no lo conviertan en grado), probablemente saldrás mejor preparado para enfrentarte a nuestro mundo al revés, y quizá para mejorarlo, aunque sea solo un poco.
Rodrigo de Rezende
Asociación Macondo
Asociación Macondo